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Entre viajes de metro y comidas -en "pecaminosa" abundancia- nos dio tiempo también de hacer cola (¡más de una hora!) en la administración de loterías de Doña Manolita, en plena Gran Vía madrileña. Ojalá que la espera sea recompensada con la suerte (y no hace falta que sea en euros, precisamente).
.Desde aquí quiero enviar mis más sinceras gracias a Juan y Mari Paz por su extraordinaria hospitalidad. Ya sabéis los dos que os esperamos pronto por aquí.
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