En este sentido, al comenzar los ensayos de Historia de una escalera nadie tenía claro cómo le "meteríamos mano" al escenario. Pasado un tiempo se nos fueron aclarando las ideas -sobre todo a Pepo y a Nogales- y nos quedaron unos rellanos de lo más aparentes. Con respecto a la obra original cambiamos la posición de la escalera de bajada (situándola en la parte izquierda del escenario, según el espectador) dado que los camerinos del cine-teatro están ubicados a la derecha y nos resultaba más cómodo.
Añadimos también una segunda bombilla en los dos primeros actos, así como una claraboya. En el "casinillo" (al que nosotros llamábamos descansillo) incluimos un vistoso ojo de buey además de la ventana que figuraba en el guión. Como curiosidad os puedo contar que el banco de la referida estancia tenía las patas demasiado alejadas de los extremos, con lo cual tanto Javi Rivero como yo debíamos sentarnos en el centro del mismo y muy juntos para que, al levantarse uno, no se cayese el otro al hacer palanca el "dichoso" asiento.
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¡Ah! La primera foto corresponde a un ensayo general, por eso no se ve apenas público. Por suerte las entradas han sido más que aceptables en las tres funciones.
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