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P.- ¿Os gusta más hacer reír al público o hacerlo llorar?
R.- Si nos regimos por el dicho (además nosotros lo hemos comprobado), es más difícil hacerlo llorar que hacerle reír. En las dos últimas representaciones (“La Camisa” e "Historia de una escalera”) temíamos que al público no llenase demasiado nuestro trabajo, pero fue para nosotros una sorpresa cuando mientras estábamos actuando notábamos al público totalmente inmerso en la historia y pendientes de todo detalle, la verdad, que para ser la primera vez que nos aventuramos con un drama, quedamos bastante satisfecho y conseguimos sacar alguna lagrimilla a más de uno.
P.- Desde el principio hasta el final de una obra, ¿con qué momento te quedarías?
R.- Nosotros disfrutamos desde el momento en que la empezamos a leer, cuando cada personaje le da su toque particular y por supuesto cuando abrimos el telón y vemos el patio de butacas a rebosar de gente y disfrutando de muchos meses de trabajo, pero sobre todo cuando mejor lo pasamos y más disfrutamos es en los ensayos, donde le vamos viendo el adelanto a la obra y donde nos hartamos de reír con las "tomas falsas", las equivocaciones, los despistes…
P.- Desde que comenzó la compañía, hemos visto la diferencia en cuanto a soltura de personajes, escenario, vestuario, etc. Vosotros mejor que nadie lo habréis notado, ¿no es así?
R.- Ja, ja, ja… Pues claro, desde que empezamos hasta el día de hoy la diferencia es abismal, desde la soltura con la interpretación, con los movimientos, a la hora de improvisar… Otra cosa fundamental para el lucimiento de las obras es la puesta en escena, no es lo mismo una presentación sin mobiliario alguno que con un decorado acorde con la historia que ofrecemos, afortunadamente contamos con gente dentro del grupo que hace posible que nuestras puestas en escenas parezcan reales y en cuanto al maquillaje y peluquería también tenemos la suerte de contar con profesionales que hacen que demos a los personajes más realidad.
R.- Si nos regimos por el dicho (además nosotros lo hemos comprobado), es más difícil hacerlo llorar que hacerle reír. En las dos últimas representaciones (“La Camisa” e "Historia de una escalera”) temíamos que al público no llenase demasiado nuestro trabajo, pero fue para nosotros una sorpresa cuando mientras estábamos actuando notábamos al público totalmente inmerso en la historia y pendientes de todo detalle, la verdad, que para ser la primera vez que nos aventuramos con un drama, quedamos bastante satisfecho y conseguimos sacar alguna lagrimilla a más de uno.
P.- Desde el principio hasta el final de una obra, ¿con qué momento te quedarías?
R.- Nosotros disfrutamos desde el momento en que la empezamos a leer, cuando cada personaje le da su toque particular y por supuesto cuando abrimos el telón y vemos el patio de butacas a rebosar de gente y disfrutando de muchos meses de trabajo, pero sobre todo cuando mejor lo pasamos y más disfrutamos es en los ensayos, donde le vamos viendo el adelanto a la obra y donde nos hartamos de reír con las "tomas falsas", las equivocaciones, los despistes…
P.- Desde que comenzó la compañía, hemos visto la diferencia en cuanto a soltura de personajes, escenario, vestuario, etc. Vosotros mejor que nadie lo habréis notado, ¿no es así?
R.- Ja, ja, ja… Pues claro, desde que empezamos hasta el día de hoy la diferencia es abismal, desde la soltura con la interpretación, con los movimientos, a la hora de improvisar… Otra cosa fundamental para el lucimiento de las obras es la puesta en escena, no es lo mismo una presentación sin mobiliario alguno que con un decorado acorde con la historia que ofrecemos, afortunadamente contamos con gente dentro del grupo que hace posible que nuestras puestas en escenas parezcan reales y en cuanto al maquillaje y peluquería también tenemos la suerte de contar con profesionales que hacen que demos a los personajes más realidad.
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[Continuará]
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